Las Cartas Pastorales, así llamadas desde el s. XVIII, son la 1 y 2 a Timoteo y
la carta a Tito. Aunque dirigidas a individuos, no a comunidades, como las otras
cartas de Pablo (exceptuado el billete a Filemón), no presentan el carácter de
carta, sino el de instrucciones para la organización eclesiástica. Las tres
forman una unidad en cuanto a estilo, vocabulario, temática, ambiente.
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