sábado, 11 de mayo de 2013
sábado, 28 de abril de 2012
3,1-15.
3 1Recuérdales que acaten al gobierno y autoridades, que hagan caso y estén disponibles para toda buena iniciativa, 2que no insulten a nadie ni sean agresivos, que sean comprensivos y muestren la mayor sencillez con todo el mundo, 3porque antes también nosotros con nuestra insensatez y obstinación íbamos fuera de camino: éramos esclavos de pasiones y placeres de todo género, nos pasábamos la vida haciendo daño y comidos de envidia, éramos insoportables y nos odiábamos unos a otros. 4Pero se hizo visible la bondad de Dios y su amor por los hombres, 5y entonces, no en base a las buenas obras que hubiéramos hecho, sino por su misericordia, nos salvó con el baño regenerador y renovador, con el Espíritu Santo 6que Dios derramó copiosamente sobre nosotros por medio de nuestro salvador, Jesús Mesías. 7Así, rehabilitados por Dios por pura generosidad, somos herederos, con esperanza de una vida eterna.
8Esto es mucha verdad y en ello quiero que seas categórico, para que los que ya creen en Dios pongan empeño en señalarse en hacer el bien. Eso es lo bueno y lo útil para los demás. 9En cambio, a las cuestiones estúpidas, las genealogías, disputas y peleas sobre la Ley, dales de lado; son inútiles y sin sustancia. 10Al que introduzca división llámalo al orden hasta dos veces, luego no tengas que ver con él. 11Comprende que un individuo así está desviado y peca, condenándose él mismo.
12 Cuando te mande a Artemas o a Fortunato, procura ir a encontrarme a Nicópolis, donde pienso pasar el invierno. 13A Zenas el abogado y a Apolo esmérate en proveerlos para el viaje, de modo que nada les falte, 14y que aprendan los nuestros en particular a señalarse en hacer el bien, atendiendo a las necesidades urgentes; así no serán improductivos.
15 Recuerdos de todos los que están conmigo. Saluda tú a nuestros amigos en la fe. La gracia os acompañe a todos.
EXPLICACIÓN.
1-15. Sumisión a las autoridades (cf. Rom 13,1). La manifestación de Dios en Jesús (4) permite el cambio del hombre. El baño renovador se identifica con la efusión del Espíritu. La idea del nuevo nacimiento ("regeneración") era metáfora común para el cambio de vida (1-7). Conducta cristiana. Evitar las cuestiones ociosas. Romper con los que se obstinan en crear división (8-11).
Fortunato, como en Col 4,7 y 2 Tim 4,12, traduce el nombre griego "Tíquico". Es distinto del Fortunato (nombre latino) de 1 Cor 16,17. Artemas y Zenas no son conocidos por otros escritos. Apolo puede ser el famoso predicador de Hch 18,24; 1 Cor 1,12; 3,4; 4,6; proveerlos para el viaje: la carta puede haber servido de presentación para Zenas y Apolo, dos cristianos que iban de viaje y que pudieron ser sus portadores. Saludos finales (12-15).
2,1-15.
2 1Por tu parte habla de lo que es conforme a la enseñanza sana. 2 Di a los ancianos que sean juiciosos, respetables y sensatos, que estén saludables en la fe, en el amor y en la paciencia. A las ancianas lo mismo: que sean muy devotas en el porte, que no sean chismosas ni se envicien con el vino; 4han de ser maestras en lo bueno y aconsejar a las jóvenes que quieran a sus maridos y a sus hijos, 5que sean sensatas y púdicas, que cuiden de la casa, que sean bondadosas y dóciles a los maridos, para que no se desprestigie la buena noticia.
6A los jóvenes recomiéndales también que sean sensatos, 7presentándote en todo como un modelo de buena conducta. 8Cuando enseñes, que se veas tu integridad y seriedad, con un hablar bien fundado e inatacable, para que la parte contraria se abochorne no pudiendo denigrarnos en nada.
9Los esclavos, que sean sumisos a sus amos y que procuren dar satisfacción en todo; 10que no sean respondones ni sisen; al contrario, muestren completa fidelidad y honradez y hagan honor a lo que Dios nuestro Salvador nos enseña.
11Porque el favor de Dios se hizo visible, trayendo salvación para todos los hombres; 12nos enseñó a rechazar la vida impía y los deseos mundanos, y a vivir en este mundo con equilibrio, rectitud y piedad, 13aguardando la dicha que esperamos: la venida de Jesús Mesías, gloria del gran Dios y salvador nuestro, 14del que se entregó por nosotros para rescatarnos de toda clases de maldad y purificarse un pueblo elegido, entregado a hacer el bien. 15De esto tienes que hablar, animando y reprendiendo con autoridad; que nadie te mire por encima del hombro.
EXPLICACIÓN.
1-15. Tito debe defender a la comunidad insistiendo en la doctrina conocida; la enseñanza sana parece reducirse a una ética (1), de ahí las normas de conducta; pero éstas no conciernen aquí a los miembros de una familia (cf. Col 3,18), sino a diferentes sectores de la comunidad, a los que se pide una conducta respetable (2-10). En esta carta, el motivo para la moralidad cristiana no es el impulso del Espíritu (cf. Gál 5,25s), sino el favor de Dios hecho visible en Jesús, maestro de conducta moral, y la esperanza de su venida (11-13). Frutos de la muerte de Jesús (14); purificarse un pueblo elegido; se concibe a la iglesia como un nuevo Israel (cf. Éx 19,5; Dt 14,2; Ez 37,23).
MISIÓN DE TITO EN CRETA. 1,5-16.
5Mi intención al dejarte en Creta era que acabaras de organizar lo que faltaba y nombrases responsables en cada ciudad, siguiendo las instrucciones que te di yo; 6cada uno sea intachable, fiel a su única mujer, con hijos creyentes, no indisciplinados ni de mala fama. 7Porque, siendo administrador de Dios, el dirigente tiene que ser intachable: no debe ser arrogante ni colérico, ni dado al vino, a riñas o a sacar dinero. 8Al revés, que sea hospitalario, amigo de lo bueno, equilibrado, acepto a los hombres y a Dios, dueño de sí; 9debe ser adicto a la doctrina auténtica; así será capaz de predicar una enseñanza sana y de rebatir a los adversarios.
10Porque hay mucho insubordinado, charlatán y embaucador, sobre todo entre los judíos convertidos, 11y hace falta taparles la boca. Revuelven familias enteras enseñando lo que no se debe, y todo para sacar dinero. 12Fue uno de su tierra, un profeta de ellos quien dijo: "Cretenses, siempre embusteros, bichos malos, estómagos gandules", 13y tenía razón en lo que dijo. Por este motivo, repréndelos enérgicamente, para que estén saludables en la fe. 14Que se dejen de dar oídos a fábulas judaicas y a preceptos de hombres que vuelven la espalda a la verdad. 15Todo es limpio para los limpios; en cambio, para los sucios y faltos de fe no hay nada limpio; hasta la mente y la conciencia la tienen sucia. 16Hacen profesión de conocer a Dios, pero con sus acciones lo desmienten, por esa detestable obstinación que los incapacita para cualquier acción buena.
EXPLICACIÓN.
5-16. Pablo ha fundado comunidades en Creta (no hay ninguna otra noticia de este viaje) y ha dejado encargado a Tito de terminar la organización. Responsables (5), cf. 1 Tim 5,17. Instrucciones semejantes a las de 1 Tim 3, probablemente en vista de futuros nombramientos. El dirigente (7), gr. epískopos, cf. 1 Tim 3,2, es, sin duda, uno de los responsables (gr. presbyteroi) (5-9).
Misión importante de Tito es defender a la comunidad del influjo de ciertos maestros que proponen elucubraciones fantásticas (cf. 1 Tim 1,4); para sacar dinero, cf. 1 Tim 6,5. En v. 12 cita al poeta cretense Epiménides de Cnosos, del siglo IV. a.C. Utiliza la palabra "profeta" en el sentido de "vate". Los preceptos de hombres (14) eran probablemente reglas ascéticas (cf. 1 Tim 4,1-5) (10-16).
1,1-4.
1 1Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesús Mesías, para que crean los elegidos de Dios: para que conozcan la verdad propia de la piedad que se apoya 2en la esperanza de vida eterna. Dios, que no miente, 3había prometido esa vida desde tiempos inmemoriales; al llegar el momento ha cumplido su palabra públicamente con la predicación que me han confiado por disposición de Dios nuestro Salvador.
4Querido Tito, hijo legítimo en la fe común: te deseo el favor y la paz de Dios Padre y del Mesías Jesús salvador nuestro.
EXPLICACIÓN.
1-4. Remitente y destinatario. Usa el autor un tono solemne; de hecho, toda la carta se mantiene en ese tono, sin calor personal. Aduce Pablo sus títulos para su misión como apóstol. Desde tiempos inmemoriales (2), cf. Ef 1,4. La promesa divina se realiza en la predicación del apóstol. Hijo legítimo, convertido por Pablo (cf. 1 Cor 4,15).
CARTAS PASTORALES. AUTOR Y ÉPOCA.
La autenticidad paulina de estas cartas es muy discutida. Las dificultades que
militan contra su atribución a Pablo son de peso y se basan en argumentos muy
diversos.
En primer lugar, la cuestión histórica. Dejando aparte 2 Tim, que se da por testamento literario de Pablo, ya cerca de la muerte, ni 1 Tim ni Tit corresponden a la época de Pablo narrada en los Hechos de los Apóstoles. Respecto a 1 Tim, cuando Pablo dejó Éfeso después de tres años de estancia fue a Macedonia, pero Timoteo no se quedó en Éfeso, pues Pablo lo había mandado por delante a Macedonia (Hch 19,21-20,1); luego fue a Jerusalén, pasando por Corinto, pero no tocó en Éfeso (Hch 20, 16-17) y, además, Timoteo lo acompañó a Jerusalén (Hch 20,4).
Respecto a Tito no hay noticia de que Pablo estuviese en Creta, sino en su viaje a Roma ya como preso (Hch 27,7), y no consta que los acompañase Tito. En todo caso, el invierno siguiente estaba en Malta, no en NIcópolis (Hch 28,1).
La situación que describen las dos cartas habrá de referirse, por tanto, al período que siguió a la cautividad de Pablo en Roma, es decir, después de la época narrada en los Hechos.
Pero aquí la dificultad se acentúa, 2 Tim, como hemos visto, supone que Pablo estuvo en Oriente de nuevo después de su primera cautividad en Roma.
Sin embargo, el proyecto de Pablo no era volver a Oriente desde Roma, sino seguir hasta España (Rom 15,24.28) y, si el testimonio de Clemente Romano es atendible, eso fue lo que hizo (1 Cle 5,7). El autor de los Hechos, por otra parte, supone que después de su viaje a Roma Pablo no volvió a Oriente (Hch 20,25.38).
Muy fuertes son también los argumentos desde el punto de vista del lenguaje. Modos de expresión característicos de Pablo, particularmente el uso de las partículas, tanto más significativo cuanto menos consciente, están ausentes en las pastorales. Aparecen nueva fraseología, expresiones paulinas usadas en sentido diferente, etc.
Los presbíteros o responsables son desconocidos en las otras cartas de Pablo, así como la institución de las viudas.
Hay trozos en las pastorales que tienen sabor paulino e ideas teológicas que coinciden con las de Pablo (1 Tim 1,15-16; 2 Tim 1,9-10; Tit 3,5), pero hay otros extraños para el que está acostumbrado a la fraseología del apóstol (1 Tim 2,5; 6,15-16; 2 Tim 1,10; Tit 2,10.13; 3,4.6).
No faltan autores, sin embargo, que defienden la autenticidad paulina, pensando en la vejez de Pablo y en la ayuda de un amanuense. Estas hipótesis parecen insuficientes para explicar el estilo de las pastorales, sobre todo si se considera el horizonte estrecho y defensivo que estas cartas presentan. Más probable es que reflejen la situación de algunas comunidades de finales del siglo I, angustiadas por propagandas insidiosas, que intentaban defenderse cerrando filas y proveyéndose de una detallada organización, inspirada en modelos judíos.
Por otra parte, abogan por la autenticidad ciertos pasajes que difícilmente pueden dejar de atribuirse a la pluma de Pablo, sobre todo en detalles personales al fin de 2 Tim (4,9-21). Algunos suponen, sin embargo, que pertenecen a algún billete enviado por Pablo a Timoteo en alguna ocasión anterior. Sería una opinión intermedia, como la que se propone también para Colosenses: un discípulo de Pablo quiere adaptar a las nuevas circunstancias la enseñanza del apóstol, interpretada según su propia óptica e incluyendo algunos trozos de escritos ocasionales de Pablo.
Las Cartas Pastorales son documentos de gran valor para la historia del cristianismo primitivo. Muestras que algunas iglesias tuvieron que dedicarse a la formación de los fieles y a robustecer la estructura interna, buscando estabilidad en medio de las circunstancias caóticas. De ahí que no se menciona la libertad cristiana ni la actividad del Espíritu en los miembros de la comunidad, realidades tan presentes en la pluma de Pablo. Se insiste en el orden, en la piedad y en la integridad de vida. Como otros escritos del NT (Hebreos, Santiago), las pastorales no pueden tomarse por base de la teología; son escritos complementarios que ilustran un aspecto determinado; aquí las medidas adoptadas por ciertas comunidades ante el peligro de desintegración. Lo necesario en una circunstancia, sin embargo, las soluciones de momento, no son modelo permanente. La Iglesia, según la voluntad de Jesús, no es un círculo cerrado, dedicado a la eficación propia, sino una misión dirigida al mundo entero (Mt 28,19; Mc 16,15; Hch 1,8).
Las Cartas no siguen un plan que permita una división orgánica.
En primer lugar, la cuestión histórica. Dejando aparte 2 Tim, que se da por testamento literario de Pablo, ya cerca de la muerte, ni 1 Tim ni Tit corresponden a la época de Pablo narrada en los Hechos de los Apóstoles. Respecto a 1 Tim, cuando Pablo dejó Éfeso después de tres años de estancia fue a Macedonia, pero Timoteo no se quedó en Éfeso, pues Pablo lo había mandado por delante a Macedonia (Hch 19,21-20,1); luego fue a Jerusalén, pasando por Corinto, pero no tocó en Éfeso (Hch 20, 16-17) y, además, Timoteo lo acompañó a Jerusalén (Hch 20,4).
Respecto a Tito no hay noticia de que Pablo estuviese en Creta, sino en su viaje a Roma ya como preso (Hch 27,7), y no consta que los acompañase Tito. En todo caso, el invierno siguiente estaba en Malta, no en NIcópolis (Hch 28,1).
La situación que describen las dos cartas habrá de referirse, por tanto, al período que siguió a la cautividad de Pablo en Roma, es decir, después de la época narrada en los Hechos.
Pero aquí la dificultad se acentúa, 2 Tim, como hemos visto, supone que Pablo estuvo en Oriente de nuevo después de su primera cautividad en Roma.
Sin embargo, el proyecto de Pablo no era volver a Oriente desde Roma, sino seguir hasta España (Rom 15,24.28) y, si el testimonio de Clemente Romano es atendible, eso fue lo que hizo (1 Cle 5,7). El autor de los Hechos, por otra parte, supone que después de su viaje a Roma Pablo no volvió a Oriente (Hch 20,25.38).
Muy fuertes son también los argumentos desde el punto de vista del lenguaje. Modos de expresión característicos de Pablo, particularmente el uso de las partículas, tanto más significativo cuanto menos consciente, están ausentes en las pastorales. Aparecen nueva fraseología, expresiones paulinas usadas en sentido diferente, etc.
Los presbíteros o responsables son desconocidos en las otras cartas de Pablo, así como la institución de las viudas.
Hay trozos en las pastorales que tienen sabor paulino e ideas teológicas que coinciden con las de Pablo (1 Tim 1,15-16; 2 Tim 1,9-10; Tit 3,5), pero hay otros extraños para el que está acostumbrado a la fraseología del apóstol (1 Tim 2,5; 6,15-16; 2 Tim 1,10; Tit 2,10.13; 3,4.6).
No faltan autores, sin embargo, que defienden la autenticidad paulina, pensando en la vejez de Pablo y en la ayuda de un amanuense. Estas hipótesis parecen insuficientes para explicar el estilo de las pastorales, sobre todo si se considera el horizonte estrecho y defensivo que estas cartas presentan. Más probable es que reflejen la situación de algunas comunidades de finales del siglo I, angustiadas por propagandas insidiosas, que intentaban defenderse cerrando filas y proveyéndose de una detallada organización, inspirada en modelos judíos.
Por otra parte, abogan por la autenticidad ciertos pasajes que difícilmente pueden dejar de atribuirse a la pluma de Pablo, sobre todo en detalles personales al fin de 2 Tim (4,9-21). Algunos suponen, sin embargo, que pertenecen a algún billete enviado por Pablo a Timoteo en alguna ocasión anterior. Sería una opinión intermedia, como la que se propone también para Colosenses: un discípulo de Pablo quiere adaptar a las nuevas circunstancias la enseñanza del apóstol, interpretada según su propia óptica e incluyendo algunos trozos de escritos ocasionales de Pablo.
Las Cartas Pastorales son documentos de gran valor para la historia del cristianismo primitivo. Muestras que algunas iglesias tuvieron que dedicarse a la formación de los fieles y a robustecer la estructura interna, buscando estabilidad en medio de las circunstancias caóticas. De ahí que no se menciona la libertad cristiana ni la actividad del Espíritu en los miembros de la comunidad, realidades tan presentes en la pluma de Pablo. Se insiste en el orden, en la piedad y en la integridad de vida. Como otros escritos del NT (Hebreos, Santiago), las pastorales no pueden tomarse por base de la teología; son escritos complementarios que ilustran un aspecto determinado; aquí las medidas adoptadas por ciertas comunidades ante el peligro de desintegración. Lo necesario en una circunstancia, sin embargo, las soluciones de momento, no son modelo permanente. La Iglesia, según la voluntad de Jesús, no es un círculo cerrado, dedicado a la eficación propia, sino una misión dirigida al mundo entero (Mt 28,19; Mc 16,15; Hch 1,8).
Las Cartas no siguen un plan que permita una división orgánica.
CARTAS PASTORALES. AMBIENTE DE LAS CARTAS.
Las tres cartas muestran una gran preocupación por la difusión de doctrinas
falsas o inútiles (1 Tim 1,3-4; 4,1-5.7; 6,3-10.20; 2 Tim 2,14.16-17.23; 3,1-9;
4,3-4; Tit 1,10-16; 3,9-10). Los falsos maestros que las proponen son en gran
parte judíos convertidos (Tit 1,10), que, en vez de distinguirse en el amor
fraterno, de dedican a palabrerías y pretenden enseñar la Ley (1 Tim 1,5-7; 2
Tim 2,14); buscan dinero (1 Tim 6,5; Tit 1,11), enseñan fábulas judaicas (1 Tim
4,7) y preceptos humanos, distinguiendo lo puro de lo impuro (Tit 1,14-15),
organizan disputas sobre la Ley y cuestiones sobre genealogías, que llegan a la
pelea (1 Tim 1,4; 6,4-5.20; 2 Tim 2,23; Tit 3.9). Propugnan una ascética que
prohibe el matrimonio e impone la abstinencia de ciertos alimentos (1 Tim 4,3);
algunos sostenían que la resurrección ya se había efectuado (2 Tim 2,18). Estos
maestros recorrían las casas (Tit 1,11) e impresionaban especialmente a mujeres
de poca cabeza (2 Tim 3,6-7, Tit 1,11).
Todos estos rasgos delinean el comienzo de un gnosticismo judaizante, no muy lejano del que aparece en Col 2,8.16-23. Lo curioso es que para refutarlo el autor de las cartas no apele a una teología de Cristo, como ocurre en Col 1,12-20; 2,9-15, sino que invoca sólo la enseñanza o doctrina tradicional, que ésos han abandonado (1 Tim 4,6; 6,3.20; 2 Tim 1,13; 3,14-15; Tit 2,1).
La actitud del cristiano se define más como religión o piedad (eusébeia, palabra que no aparece en los otros escritos de Pablo: 1 Tim 2,2; 3,16; 4,7.8; 6,3.5.6.11; 2 Tim 3,5; Tit 1,1) que como fe;
ésta designa frecuentemente no la actitud cristiana, sino el contenido de la creencia (por ejemplo, 1 Tim 2,4.7; 3,9; 4,1; 5,8; 6,10.21; Tit 1,4).
Las comunidades reflejadas en las cartas están bien organizadas, o al menos se pretende que lo estén. Los fieles son un cuerpo amorfo, sin personalidad ni relieve, sin carismas, especialmente sin la guía del Espíritu por medio de la predicación inspirada (profecía). El Espíritu (solas menciones: 1 Tim 4,1; 2 Tim 1,14; Tit 3,5) no aparece activo en el grupo cristiano, todo se confía a los maestros capaces de enseñar la doctrina tradicional (2 Tim 2,2), de ahí la insistencia en la enseñanza de Timoteo (1 Tim 1,18; 4,6.11.13.16; 6,2b.17; 2 Tim 2,24; 4,1-2.5) y de Tito (2,1-10; 3,1.8). La enseñanza, en cuanto se explicita, es en gran parte moral, detallando la manera de comportarse de las diferentes categorías de fieles: mujeres (1 Tim 2,9-15), viudas jóvenes (5,11-16), esclavos (6,1-2), ricos (6,17-19), ancianos, ancianas y jóvenes (Tit 2,1-5).
La organización de las comunidades está centrada en los que ejercen los cargos: epíscopoi (dirigentes, que no corresponden aún a los actuales obispos), presbyteros (responsables, lit. "ancianos", título tomado de la institución judía, tanto local, "concejales", cuanto nacional, "senador", o sea miembro laico, no sacerdotal, del Consejo o Sanedrín que rodeaba al sumo sacerdote; tampoco corresponden aún a los actuales presbíteros, de un carácter clerical mucho más acentuado). Es muy probable que dirigentes y responsables fueran dos nombres para la misma función (Tit 1,5-7), aunque es posible que el dirigente fuese el primero de los responsables. Los auxiliares (diákonoi) completaban el cuadro organizativo. Los responsables tenían un sueldo (5,17), asimilándolos de algún modo a los funcionarios civiles.
Una institución importante en estas comunidades era la de las viudas, mujeres ancianas de buena conducta dedicadas a la oración (1 Tim 5,5-10).
Todos estos rasgos delinean el comienzo de un gnosticismo judaizante, no muy lejano del que aparece en Col 2,8.16-23. Lo curioso es que para refutarlo el autor de las cartas no apele a una teología de Cristo, como ocurre en Col 1,12-20; 2,9-15, sino que invoca sólo la enseñanza o doctrina tradicional, que ésos han abandonado (1 Tim 4,6; 6,3.20; 2 Tim 1,13; 3,14-15; Tit 2,1).
La actitud del cristiano se define más como religión o piedad (eusébeia, palabra que no aparece en los otros escritos de Pablo: 1 Tim 2,2; 3,16; 4,7.8; 6,3.5.6.11; 2 Tim 3,5; Tit 1,1) que como fe;
ésta designa frecuentemente no la actitud cristiana, sino el contenido de la creencia (por ejemplo, 1 Tim 2,4.7; 3,9; 4,1; 5,8; 6,10.21; Tit 1,4).
Las comunidades reflejadas en las cartas están bien organizadas, o al menos se pretende que lo estén. Los fieles son un cuerpo amorfo, sin personalidad ni relieve, sin carismas, especialmente sin la guía del Espíritu por medio de la predicación inspirada (profecía). El Espíritu (solas menciones: 1 Tim 4,1; 2 Tim 1,14; Tit 3,5) no aparece activo en el grupo cristiano, todo se confía a los maestros capaces de enseñar la doctrina tradicional (2 Tim 2,2), de ahí la insistencia en la enseñanza de Timoteo (1 Tim 1,18; 4,6.11.13.16; 6,2b.17; 2 Tim 2,24; 4,1-2.5) y de Tito (2,1-10; 3,1.8). La enseñanza, en cuanto se explicita, es en gran parte moral, detallando la manera de comportarse de las diferentes categorías de fieles: mujeres (1 Tim 2,9-15), viudas jóvenes (5,11-16), esclavos (6,1-2), ricos (6,17-19), ancianos, ancianas y jóvenes (Tit 2,1-5).
La organización de las comunidades está centrada en los que ejercen los cargos: epíscopoi (dirigentes, que no corresponden aún a los actuales obispos), presbyteros (responsables, lit. "ancianos", título tomado de la institución judía, tanto local, "concejales", cuanto nacional, "senador", o sea miembro laico, no sacerdotal, del Consejo o Sanedrín que rodeaba al sumo sacerdote; tampoco corresponden aún a los actuales presbíteros, de un carácter clerical mucho más acentuado). Es muy probable que dirigentes y responsables fueran dos nombres para la misma función (Tit 1,5-7), aunque es posible que el dirigente fuese el primero de los responsables. Los auxiliares (diákonoi) completaban el cuadro organizativo. Los responsables tenían un sueldo (5,17), asimilándolos de algún modo a los funcionarios civiles.
Una institución importante en estas comunidades era la de las viudas, mujeres ancianas de buena conducta dedicadas a la oración (1 Tim 5,5-10).
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